La leyenda de Orihime y Hikoboshi: ¡Un amor estelar que solo se ve una vez al año! ✨
¿Alguna vez te has
parado a mirar las estrellas en una noche clara y te has preguntado si cada una
tiene una historia? Pues en Japón, hay una que te va a encantar, sobre un amor
tan grande que ni el universo pudo contenerlo. Prepárate para conocer la leyenda
de Orihime y Hikoboshi, la razón detrás del festival de Tanabata.
Un flechazo
celestial y un trabajo por los suelos
Hace mucho, mucho
tiempo, al otro lado de la Vía Láctea, vivía Orihime (織姫), la
Princesa Tejedora. Era hija de Tentei (天帝), el Rey Celestial, y
su trabajo era hacer las telas más hermosas del universo. ¡Era una artista con
el telar!
Pero, como suele
pasar, un día conoció a Hikoboshi (彦星), un joven y apuesto pastor de
bueyes que vivía al otro lado del río celestial (la Vía Láctea). ¡Y boom! Fue
amor a primera vista. Se enamoraron perdidamente, y el Rey Celestial, viendo lo
felices que eran, les dio permiso para casarse.
Hasta aquí, todo de
cuento, ¿verdad? El problema es que se enamoraron tanto... ¡que se olvidaron de
todo lo demás! Orihime dejó de tejer sus preciosas telas, y Hikoboshi se olvidó
de sus bueyes, que empezaron a deambular por todo el cielo.
El enfado del Rey
Celestial y un castigo cósmico
Claro, el Rey
Celestial no estaba muy contento con la situación. ¡Su hija y el pastor habían
descuidado sus importantes tareas! Así que, como castigo, decidió separarlos.
Los puso en lados opuestos de la Vía Láctea, permitiéndoles verse solo una vez
al año.
¿Cuándo? ¡En el
séptimo día del séptimo mes del calendario lunar! Pero había una condición:
solo podrían cruzar el río celestial si Orihime había tejido lo suficiente y
Hikoboshi había terminado su trabajo con los bueyes.
El puente de los
magpies y una promesa de amor
El primer año, cuando
llegó el día, Orihime y Hikoboshi estaban destrozados. Se miraban a lo lejos,
pero no había forma de cruzar la Vía Láctea. Empezaron a llorar sin consuelo, y
sus lágrimas eran tan abundantes que formaron una tormenta.
Al ver su tristeza,
una bandada de magpies (unas aves muy listas) se apiadó de ellos. Se juntaron y
formaron un puente con sus alas sobre la Vía Láctea, ¡para que los amantes
pudieran cruzar!
Desde entonces, si el
cielo está despejado en el séptimo día del séptimo mes, los magpies forman el
puente para Orihime y Hikoboshi. Si llueve, se dice que son las lágrimas de los
amantes, y tendrán que esperar otro año para reencontrarse.
Tanabata:
celebrando el amor y los deseos
Esta hermosa leyenda
es la base del festival japonés de Tanabata, que se celebra cada 7 de julio
(aunque en algunas zonas de Japón lo hacen en agosto, siguiendo el calendario
lunar original). La gente escribe sus deseos en tiras de papel de colores, llamadas
tanzaku, y las cuelga en ramas de bambú. Se espera que el viento y los
deseos lleguen al cielo para que Orihime y Hikoboshi los cumplan.
Así que, la próxima
vez que mires al cielo y veas la Vía Láctea, ¡recuerda esta historia de amor y
perseverancia! ¿Conocías esta leyenda? ¡Cuéntanos tu deseo de Tanabata en los
comentarios!
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